Suele existir una condición que actúa como constante en lo que a las viviendas de los campesinos dominicanos se refiere, realidad que se intenta rescatar a través de esta entrega, haciendo patente lo que uno observa como externo, y lo que muchos otros viven en su circunstancia diaria, sin que el gobierno dominicano se interese por mejorar y mucho menos, cambiar dicha realidad.
Una casa pequeña de madera que no sobrepasa las 2 habitaciones, independiente del número de habitantes que en ella pernocten e interactúen día a día. Un techo que en el mejor de los casos pueda ser de planchas de zinc, siendo lo más común, las ramas bien apiladas de tejamaní. Se observa en el lado izquierdo de la fotografía, las latas que conforman la letrina del hogar; y en el lado derecho la malla cubierta por un techo de latón reciclado, da vida a la cocina, en donde las mujeres preparan con fuego dado por la madera que recogen de su medioambiente mas cercano, los alimentos que se transforman en la diaria comida que da la fuerza a los campesinos que sobreviven en la exclusión y desdén de las principales autoridades de lo que los zapatistas llamarían “un mal gobierno”.
Con Convicción y Pasión en la Revolución de Otro Mundo Posible
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