jueves, marzo 27, 2008

Todas ibamos a ser reinas

Dominicana es un país de contrastes. Lo mismo decimos de Chile. Latinoamérica parece ser el espacio de los contrastes. De que tenemos playas de catálogos, las tenemos, pero también está el Lado B, como el de los Bateyes, lugar del que les contamos hace un tiempo ya.

En el Batey, aquella vez, descubrimos un espacio de paz donde creímos no era posible. Una familia de misioneros que vino a dar un poco de esperanza a un lugar donde la realidad desgarra. Después de casi 8 años de trabajo por los DDHH, la igualdad de género, campañas de prevención de SIDA y todo el cuanto hay de los momentos gratos y de los no tanto, cerraron las cortinas, armaron las maletas y partieron de vuelta a casa. Con más maletas eso sí. Llegaron dos pero se fueron 4.

En medio de este lugar ellos formaron un pequeño espacio, en donde 2 niñas tan iguales y tan distintas aprendieron a soñar con el futuro, una que quiere ser princesa y la otra cocinera. Así, después de huracanes y casa inundada, dengues, accidentes y un tortuoso camino de adopción, entorpecido sólo por que quisieron seguir el camino honesto, la historia llega al fin de este capítulo.

Ya hoy están en casa. Un reencuentro para los adultos y un descubrimiento para las niñas, asociando rostros a las voces del teléfono. Nos encontraremos tarde o temprano, compartiendo copas y tapas con los padres, refrescos y dulces con los sueños de la princesa y la cocinera. Sueños que nos hacen movernos para que también puedan soñar los niños con quienes compartieron sus juegos… los que se quedan aquí, en el lado B.

Todas íbamos a ser reinas de 4 reinos sobre el mar ¿no?
Bateyeros…
Toda nuestra fuerza para este otro camino, el que recién empieza…

El Batey que se queda

El Batey que se va...

JCC

miércoles, marzo 12, 2008

Dia Internacional de la Mujer

Por primera vez esta celebración me hizo sentido, y la disfruté sintiéndome testigo privilegiada de uno de esos momentos que van marcando la historia. No la historia glamorosa, la de la televisión y los diarios, sino la de las mujeres y hombres sencillos que son el alma de La Hispaniola. Esta marcha binacional fue una fiesta por los derechos de las mujeres de la isla y, sobre todo, por la paz. Haitianas y dominicanas caminaron juntas, aprendiendo unas los cantos de las otras y descubriendo que, aunque hablan idiomas distintos, al final del día comparten los mismos sueños. Mirando al sur, se me ocurre que podríamos imitarlas...