Si el profesor Campusano estuviera en este exquisito país, se moriría de espanto. La correlación que tiene una educación de pésima calidad, que como ya se ha mencionado, ni siquiera se da en los tiempos y horas necesarias para una formación humana y para el desarrollo de habilidades mínimo que se podría pensar para con los niños y jóvenes del país, genera aberraciones ortográficas como las que se observan en estas fotografías.


Lamentablemente ejemplo como estos que no cansan de sacar sonrisas, existen por miles, y se siguen multiplicando como las habichuelas y el café lo hace en el campo.
Con convicción y pasión en la revolución para otro mundo posible
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