Nuestros amigos que colaban los cafés de sus patios para contrarrestar el fresco de la mañana; esos que nos confiaban a sus hijos e hijas para darles un espacio de formación educativa; aquellos que semana tras semana dejaban sus conucos de lado, la ropa en el lavadero, o a los mas pequeños con los mas grandes... todo, para poder ir a aprender una nueva letra, que después era entregada en el hogar a sus hijos como apoyo educativo que se multiplicaba.
Y claro, también estaban los niños y niñas de las lomas, esos pequeños payasos que esperaban pacientemente que con Trini llegáramos a comenzar las clases; esos muchachos del diache que perseguían el Jeep para poder encaramarse encima y así dar un pequeño paseo; esos locos chicos que vestido con sus mejores tenidas demostraban por cada poro sus deseos inmensos de aprender aunque el profesor de Estado los tuviera abandonados a su suerte hace semanas; esos que nos permitían alzar el canto de libertad para trabajar por ellos y para ellos, pues el futuro se les dibuja mas ameno si accedieran a educación, simplemente a un espacio en el aula.
Con Trini cerramos un capítulo en donde nos dimos el gusto de compartir un espacio con grandes personas que pobres en economía, demuestran una riqueza interior que muchas veces en las grandes ciudades escasea... a través de este espacio, aprovechamos de agradecer a todos esos niñ@s, jóvenes y adultos, que montados de a 15 en una vieja Jeepeta, hacían realidad espacios educativos que sin lugar a dudas, tendrán una buena continuidad, y seguirán aportando a la liberación de un pueblo que comienza a educarse entre ellos mismos, así mismito, como quería Paulo Freire con su Educación Popular, así mismito, como se realiza en variados rincones de nuestra patria grande, Latinoamérica.
Con Más Convicción y Pasión que nunca, Por Otro Mundo Posible